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Si bien es un hecho que los problemas de ciberseguridad se formulan en términos tecnofuncionales, y eso les otorga un halo de objetividad, la ciberseguridad es un campo muy cuestionado. Como señala Deibert, el ciberespacio no tiene propiedades fijas en el tiempo y el espacio, lo que lo vuelve un campo inherentemente político: se trata de una competencia entre diferentes puntos de vista sobre el mundo, ideologías e intereses estratégicos, aunque todo ello se presente como si se tratara de supuestos incuestionables.
La seguridad, en tanto que valor, no es universal e inmutable; por el contrario, se apoya constantemente en prácticas socioculturales que caracterizan qué y a quién se considera “seguro/a” o “a salvo”, y a qué o a quién se considera “inseguro/a”, y se elabora a través de dichas prácticas, conceptualizando los objetos que se encuentran protegidos y articulando una justificación moral para dicha seguridad. El abordaje de género, que ha sido adoptado por una serie de corrientes teóricas tales como los Estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS), Interacción persona-ordenador (IPO) y la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad (MPS), entre otras, ingresó al igual que las corrientes teóricas del feminismo y la interseccionalidad en la disputa acerca de qué es y cómo se entiende la ciberseguridad. Y aunque no existe un cuerpo teórico contundente que desarrolle la propuesta de la ciberseguridad desde estos marcos, este documento se propone explorar de qué manera se han incorporado estas perspectivas al campo de la ciberseguridad y cuáles son los elementos.
Este documento forma parte de un abordaje desarrollado por la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) para prestar apoyo a los y las responsables de la formulación de políticas y a las organizaciones de la sociedad civil brindándoles lineamientos prácticos para poder desarrollar políticas, leyes y estrategias de ciberseguridad que incluyan cuestiones de género. Por lo tanto, se espera que sea de utilidad para los múltiples grupos de interés en las contribuciones relativas a un enfoque de la ciberseguridad que incluya al género a fin de encontrar un marco teórico que sirva de base para sus políticas y sus acciones.
Este trabajo se organiza de la siguiente manera: primero, un breve planteo sobre conceptos importantes en torno del género. Segundo, una descripción del contexto general preexistente a la idea de que la ciberseguridad constituye un espacio de género. La tercera parte analiza las conexiones entre la irrupción de los derechos humanos en el concepto de ciberseguridad y la perspectiva de género, y examina los conceptos transversales más prevalentes en las diferentes investigaciones que aplican el género a las diversas áreas de la ciberseguridad. En la cuarta parte, hay un estudio más profundo de algunos de los tópicos en los que está más presente la perspectiva de género en ciberseguridad, para terminar, en la última parte, con un breve capítulo de conclusiones.