Por LC Publicado en APCNoticias CALGARY,
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India, una de las economías de mayor crecimiento del mundo y con más de 65% de menores de 35 años 1 en una población que supera los mil millones de habitantes, tiene un enorme potencial. Pero según Shyam Ponappa, del Centre for Internet & Society, la gestión del espectro – las ondas electromagnéticas que se utilizan tanto para los electrodomésticos del hogar, como microondas y controles remotos, cuanto para radios, teléfonos celulares y, por supuesto, internet – podría constituir un grave obstáculo para el desarrollo económico y social del país.
Hasta que se produjo la baja económica global, hace dos años, el modelo económico utilizado en India y muchos países en desarrollo para la distribución del espectro se basaba en el libre mercado. Sin embargo, según argumenta Ponappa en un nuevo informe realizado para APC, el espectro se debe considerar un bien público igual que las rutas, la electricidad y cualquier otra infraestructura básica, para que los y las habitantes de zonas rurales tengan acceso a servicios dependientes del espectro, como la telefonía móvil y la conexión inalámbrica, y aumente la calidad de los servicios para todos y todas.
Actualmente en India, como en la mayoría de los demás países, el espectro se considera una propiedad de la que se venden “porciones” a los operadores de telefonía móvil y de telecomunicaciones en general, sobre la base del mejor postor. Mientras que en un país industrializado es común que haya tres o cuatro operadores, en India hay 16. El exceso de competencia ha llevado a los operadores del país a pagar unas tarifas increíblemente altas que no tienen la posibilidad de recuperar. Es así como el gobierno obtiene réditos de la venta, pero a un costo social alto.
Ponappa propone gestionar el espectro en forma conjunta espectro y contar con un conjunto de proveedores de red que, a su vez, sirvan a los operadores para los usuarios al por menor. Esto sin duda abriría el espectro y podría reducir diez o quince veces el costo en relación al actual.
“Es adecuado insistir en el concepto de espectro abierto para los países industrializados que atravesaron su fase de desarrollo hace entre 60 y 100 años, y establecieron sistemas básicos de infraestructura. Pero en países como India y el subcontinente asiático, no tiene sentido hacerlo porque no estamos en la misma etapa de desarrollo económico”, explicó Ponappa a APCNoticias.
“Cuando los mercados están bien estructurados y organizados [el control gubernamental] puede ser menos efectivo y eficiente para la sociedad en general si se compara con la competencia abierta. Pero las economías en desarrollo no cuentan con sistemas integrados como los que tienen las economías más avanzadas. India no tiene una red de cables de cobre, fibras ópticas o microondas bien desarrollada que cubra a la mayor parte de la población. Y estamos en una etapa de desarrollo en la que la infraestructura es un determinante fundamental de productividad y de una calidad de vida razonable”.
Ponappa sostiene que en el caso de India sería recomendable que los gobiernos se asociaran a otros grupos de interés – empresas, agencias estatales y sociedad civil – para encontrar una solución en colaboración. “ Contrar con la intervención del gobierno y abrir el espectro comercial, o tener dos o tres operadores principales (posible, pero no necesariamente subsidiados), como se hace con la provisión de servicios, sería más efectivo a la hora de promover una economía segura” explicó. Sin embargo, la mentalidad reinante sigue siendo la del libre mercado y hay demasiados operadores tratando de obtener ganancias en el sector de las telecomunicaciones inalámbricas.
El reparto de la torta
En India se le adjudica una tajada del espectro a cada operador, que tiene uso exclusivo sobre ella, y el resto se le asigna al gobierno, al sector público y al de defensa.
El resultado es que la infraestructura es muy cara para los operadores (instalar redes con múltiples conjuntos de equipos avanzados debido a la escasez del espectro implica que haya redes menos extendidas en las zonas rurales) y para los usuarios y usuarias finales (que terminan asumiendo los costos de todo ese equipamiento).
“El exceso de operadores hace que crezca el costo de capital para cada uno y, por acumulación, para todos”, explica Ponappa.
Y estos costos más altos son cada vez más difíciles de recuperar a partir de ingresos generados por el consumo, ya que India sufre unas guerras terribles de precios. Es posible que muchos operadores quiebren. Si bien los consumidores/as no se quejan del bajo costo – India tiene una de las tarifas más bajas del mundo en telefonía celular–, sí se van a quejar de la mala calidad y la escasa confiabilidad del servicio. Como consecuencia, puede ser que no tengan que pagar por el uso de servicios móviles, pero no siempre podrán realizar o recibir llamadas cuando lo necesitan, y no tienen acceso a la banda ancha.
Mientras la mayoría de los países se ha pasado a las redes 3G (que tienen mayor capacidad que las 2G para una banda de espectro dada, lo que significa una mejor calidad de llamada), cuatro de los 16 operadores de India aún no desarrollaron ni siquiera sus redes 2G. El pasaje a 3G parece una buena idea, pero el costo asociado al despliegue de estas técnicas más avanzadas es muy alto tanto para los operadores (que deben actualizar las redes), como para los usuarios y usuarias finales (que deben comprar nuevos aparatos telefónicos).
En este caso, el exceso de competencia ha vuelto ineficientes a los operadores.
El espectro como bien común nacional
Si el espectro se considerara un bien público, cada operador tendría acceso a una porción más grande y aumentaría la capacidad de manejo de tráfico de cada uno, a un costo menor.
“Con el modelo actual, la capacidad de las redes se ve afectada porque no pueden costear extenderse o realizar mejoras técnicas sin pérdidas económicas. Existen otros servicios de infraestructura, como la electricidad y el agua corriente, gestionados por empresas comerciales que dan ganancias y que, en general, son monopolios para un segmento de productos, o duopolios en términos de competencia. Así que ¿por qué no considerar del mismo modo al espectro?”, propone Ponappa.
Ponappa sugiere que se haga con las redes, y con el espectro como parte de dichas redes, lo que se haría con un oleoducto al que todos tienen acceso pagando una tarifa por su uso.
Esto llevaría a incluir más gente en la red e incrementar las ganancias, ya que se compartirían los costos operativos. En la medida en que aumente el rédito, más eficientes serán los operadores, ya que utilizarían los mismos circuitos de alta capacidad. Cuantas más ganancias tengan los principales operadores, más podrán invertir en tecnología actualizada para extender sus redes y ofrecer mejores servicios a sus clientes. Cuanto mejor sea la tecnología, más cantidad de personas podrán acceder a internet y otras fuentes de información vitales, lo que permitirá que el énfasis esté en la banda ancha y la infraestructura de las regiones aisladas del país, que hoy tienen una infraestructura de comunicación muy rudimentaria.
La población rural de India, recurso perdido
Dado que India es un país predominantemente rural, la carencia de infraestructura básica de TIC implica que el mayor segmento de la población no tiene acceso a las tecnologías de información y comunicación.
Ponappa creció en una granja rural a unos 200 kilómetros de Bangalore, donde ni siquiera se puede confiar en la red de telefonía fija. “Tenemos varias líneas telefónicas porque nunca se sabe cual funciona”, dijo.
Dado que la población rural de India es enorme, esto significa que hay cientos de millones de personas que no tienen acceso a internet. Hay servicios tales como educación de calidad a distancia que ni siquiera constituyen una opción si no se construye infraestructura básica y el país entero pierde el incalculable potencial de este recurso humano sin explotar.
Este artículo fue escrito como parte del trabajo de APC en espectro para el desarrollo, una iniciativa que busca difundir temas de regulación del espectro mediante el análisis de la situación en África, Asia y América Latina.
Shyam Ponappa es miembro distinguido del Centre for Internet and Society, Bangalore. Es consultor profesional de gestión y finanzas, y fue director de Price Waterhouse en San Francisco, así como M&A para el Citibank de India, luego de lo cual dirigió un centro para alianzas, estrategias comerciales e inversiones financieras en Nueva Delhi. También fue asesor del gobierno de India sobre reformas en los sectores de energía y telecomunicaciones, y escribe una columna sobre reformas económicas en el ‘Business Standard’. Tiene una maestría de la Universidad de Berkeley, California, y estudió Física e Historia en la Universidad de Madrás.
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