Por Natalia Uval Publicado en APCNoticias Montevideo,
Publicado elActualizado por última vez en
San Ignacio de Moxos, una localidad ubicada en la región de Beni, en el norte de Bolivia, sólo contaba con conexión telefónica a internet, costosa y esporádica. Desde marzo de 2006, a partir de un proyecto presentado por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado, las principales instituciones de la localidad están contectadas entre sí, con su país y con el mundo, y la población local puede acceder a internet a costos cuatro veces menores que en el pasado.
Se partió de un diagnóstico nada alentador. Bolivia tiene uno de los índices de conectividad digital más bajos de toda América Latina, sólo por encima de Cuba y Haití, según datos del portal América Economía, correspondientes al año 2008 (el informe completo en pdf está disponible aquí). Los costos de conexión hacen prácticamente imposible que la población de bajos recursos pueda acceder a internet. La conexión por banda ancha en ciudades grandes como La Paz cuesta 20 dólares, cuando el salario mínimo en el país no llega a 100. Y San Ignacio de Moxos ni siquiera contaba con servicio de banda ancha ya avanzado el siglo XXI.
Los servicios básicos en los países pobres suelen concentrarse en las grandes ciudades, marginando del beneficio de ellos a gran parte de la población rural, y esta constatación fue la que impulsó al CIPCA y a un grupo de actores institucionales de San Ignacio de Moxos a elaborar en el año 2004 un proyecto para mejorar la conectividad a internet en su localidad.
Con el financiamiento de Christian Aid, una organización cristiana para combatir la pobreza con sede en Londres, se comenzó en 2006 con la instalación de internet satelital y una red inalámbrica. Se buscaba beneficiar no sólo a las instituciones participantes (CIPCA, Central de Pueblos Étnicos y Moxeños de Beni, Alcaldía Municipal, Parroquia de Moxos, Posta de Salud, Dirección de Educación, Radio San Ignacio, Biblioteca y Escuela de Música, entre otros), sino fundamentalmente facilitar el acceso a internet a la población local, que ronda los 22.000 habitantes.
“Cuando iniciamos la instalación la gente veía extrañada nuestros correteos y nuestras aventuras en las alturas: las torres y los tejados. ¿Qué será? ¿Una nueva radio? ¿Un nuevo canal?… Realmente era algo nuevo: internet. En pocas semanas la gente se fue familiarizando con las tecnologías de información, y ya no eran solamente las instituciones las que usaban, sino también los jóvenes y niños (hombres y mujeres) que habían dejado el “anonimato electrónico” y entraban a la web por primera vez en sus vidas”, cuenta Freddy Bohorquez, representante del CIPCA en San Ignacio, a APCNoticias.
Un punto de partida
En marzo de 2006 ya se contaba con internet en la localidad. Al mismo tiempo, se creó una Red Privada para el Desarrollo Local, que conecta a las instituciones participantes del proyecto a un costo mensual bajo para la región. Se instalaron además dos centros de acceso público a internet a un costo cuatro veces menor que el que se tenía antes de la ejecución del proyecto.
Bohorquez advierte que no hay medidas cuantitativas aún para determinar el impacto del proyecto, pero que es notoria la mejora en la calidad y celeridad del trabajo de las instituciones. El servicio de salud utiliza internet para realizar consultas con otros hospitales; el centro de acopio y comercialización lo utiliza para contactarse con los compradores; la alcaldía para acceder a los sistemas de la administración pública. Por otra parte, la población puede acceder a información que antes le era vedada, no sólo concurriendo a los centros públicos de acceso, sino escuchando las radios moxeñas, que reproducen contenidos descargados de internet.
Estimulados por el éxito de la iniciativa, CIPCA presentó este proyecto como modelo a otros municipios del país y al gobierno nacional. “El acceso universal y el derecho de acceso a servicios de internet están planteados como desafío por el gobierno nacional. Esto nos abre un espacio para presentar la propuesta de conectividad de San Ignacio como una forma de encarar este desafío desde el ámbito local”, explica Bohorquez. “En tono de broma y desafío, compañeros y compañeras del CIPCA y otras organizaciones, decían que si un telecentro comunitario funciona en San Ignacio podría funcionar en cualquier parte. Algo de cierto hay en esto: las dificultades no solamente son técnicas sino también de organización, de conflictividad política y hasta ‘ambientales’. Ahora, les puedo decir con seguridad que sí funciona, y que podemos plantearnos la tarea de hacerlo en todas partes”, agrega.
En este sentido, ya se trabaja en un proyecto para crear una Red Municipal de Telecentros Educativos para garantizar el acceso a internet y la capacitación en tecnologías de la información a 80 escuelas de la localidad de Viacha, en La Paz, y así contribuir a mejorar la calidad educativa y universalizar la educación básica. La tasa de analfabetismo en la región es de 14,43%, y la mayoría de la población no supera los cuatro años de escolarización.
“La implementación del proyecto de conectividad en San Ignacio de Moxos nos propone pensar en un nuevo paradigma de desarrollo de las telecomunicaciones rurales, que anteponga el interés colectivo y las necesidades de comunicación locales al lucro, y que permita a las comunidades conectarse al mundo mediante servicios de telecomunicación de calidad y a costos razonables”, destaca Bohorquez. Un paradigma que considere a los usuarios como actores y que permita la gestión local de servicios de telecomunicaciones. San Ignacio de Moxos es un buen punto de referencia.