La vida de las comunidades campesinas e indígenas costarricenses nunca ha sido sencilla, pero en las últimas décadas se ha visto agravada por la presencia de empresas multinacionales que invierten en la explotación agrícola en escala y logran permisos para explotar la tierra por largos períodos dedicándose al monocultivo, que a la larga desgasta y consume sus recursos.